miércoles, 28 de mayo de 2008

Ser o...no ser

Dice nuestra flamante Constitución Española que Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Qué bonita resulta ser siempre la teoría y qué difícil es llevarla a la práctica. También habla de la libertad ideológica y de culto y de que nadie podrá ser discriminado por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Pues bien, porque lo dice la Constitución, norma máxima de nuestro ordenamiento jurídico, y porque lo siento así, estoy un poquito cansada de la injerencia de ciertos ámbitos de la iglesia católica en el ámbito público. Creo haber sido educada en el respeto a todas las religiones y creencias, aunque no comparto ninguna especialmente, y por eso espero ser respetada del mismo modo.
Estoy harta de la camuflada religiosidad de las instituciones públicas: marquen un X en la asignación a la iglesia católica en su declaración de la renta, los crucifijos en las tomas de posesión de los ministros, los fondos públicos destinados a colegios privados de ideología católica, fondos con los que eligen a sus docentes (y los despiden cuando se salen del tiesto), y con los que criban a sus alumnos…
Y harta de la laicidad de la iglesia católica que, saliéndose de su ámbito, se permite el lujo de criticar lo que hago dentro de mi casa, con quien me caso, el número de hijos que tengo, y la educación que les doy. Que me acusan de destrozar la familia por manifestarme a favor de los MATRIMONIOS entre homosexuales. Que hace creer a muchos de sus fieles que se está produciendo un retroceso en los derechos humanos, cuando lo que se está haciendo es reconocer esos derechos a muchas personas que antes no los disfrutaban, sin por ello, menoscabar los de los demás.
En resumidas cuentas, me gustaría que fuese cierto eso de que ninguna confesión tiene carácter estatal. Sin embargo parece que hay una confesión que tiene el poder suficiente para doblegar a la clase política. No obstante y afortunadamente, en mi casa, de momento, elijo yo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

AMEN HERMANA!!!
BS
RAK

Phaloway dijo...

Más razón que un Santo tienes ( ;)con perdón).
Yo también estoy harto de aquéllos que aluden a la Constitución cuando les apetece -dígase, cuando leen párrafos en los que se alude a la unidad de España- y vuelven la vista a otro lado cuando les incomodan muchos de los derechos recogidos en el mismo puñetero libro.